El día 31 de enero de
2009, Luciano Nahuel Arruga de 16 años de edad fue secuestrado, torturado y
desaparecido en la localidad de Lomas del Mirador, por negarse a robar para la
Policía Bonaerense.
Luciano fue visto por
última vez la madrugada del sábado por dos testigos, cuando a golpes, efectivos
lo introducían en un vehículo policial. Más tarde, un tercer testigo, declaró
haberlo visto en el destacamento golpeado y ensangrentado.
Reclutado y
desaparecido luego de una seguidilla sistemática de amenazas, detención ilegal,
y torturas, tarea imposible de llevar a cabo sin la complicidad política
municipal, provincial y nacional en función, se inició inmediatamente una
intensa campaña de búsqueda desde su entorno más inmediato.
Las irregularidades en la investigación se
intensificaron junto a las amenazas a familiares, amigos y testigos de la
causa, caratulada como “Averiguación de paradero” hasta diciembre de 2012,
luego de una ardua lucha por girar el caso al fuero Federal para pasar a ser
investigado como “Desaparición forzada de persona”.
Si bien la causa
principal ya está en manos del fuero Federal, la Justicia provincial aún
continúa con la investigación de la causa anterior (la de la detención y
tortura sufrida el 2008, donde fue golpeado y amenazado), por la que se
encuentra detenido desde el 7 de enero de 2013 el oficial principal de la
Bonaerense, Julio Diego Torales, al que se lo acusa de “severidades” en lugar
de “torturas”. Ninguno de los ocho policías implicados contra los que hay
pruebas contundentes, fueron imputados. Tiempo después de haber sido separados
del cargo, fueron reincorporados en otras comisarías del partido de La Matanza
bajo la simple figura de testigos.
El caso de Luciano es
solo una muestra del accionar policial, el mismo que se encarga no solo de
reclutar a los pibes para que roben para ellos. Estos mismos policías después,
amparados por las leyes y los gobiernos de turno, criminalizan la pobreza.
Pobreza que se agudiza en el marco de ajuste que está llevando a cabo el
gobierno kichnerista a la clase trabajadora, mientras que despliega un abanico
de fuerzas represivas para contener y reprimir
la protesta social. Estas fuerzas represivas están constituidas como engranaje de la gran maquinaria
de acumulación que existe por y para reproducir un orden desigual, detienen y
torturan tanto moral como físicamente en cárceles y comisarías y asesinan a una
persona en situación de vulnerabilidad todos los días. Este sistema capitalista
demuestra históricamente que al interior
de sus propias reglas, ser pobre es un pecado mortal, o más bien, un estigma
que criminaliza y anula la condición humana.
Es por esto que desde Antorcha proponemos la
organización de la juventud como herramienta para denunciar y combatir este
sistema de explotación y opresión.
¡Por la aparición inmediata de Luciano Arruga!
¡Por el derecho a saber!
¡No a la baja de
la edad de imputabilidad!
¡Basta de criminalizar la pobreza!
¡Basta de criminalizar la protesta social!
¡Por un proyecto socialista revolucionario!